Portfolio


Cuando conocimos a La Espiga, entendimos algo enseguida: no era solo una panadería. Era un acto de cuidado. Cada producto, cada gesto… tenía alma. Y eso se tenía que ver en su comunicación.






GZ nació del campo, pero eligió mirar más allá. Cuando nos sumamos, entendimos que contar su historia no era hablar de lo que hacen, sino de cómo lo viven.